Cuatro años han pasado desde mi primera publicación por aquí. No estoy celebrándolo como tal. Quizá valdría la pena hacerlo si, desde entonces, me hubiera dedicado a teclear con mayor regularidad.
Pero no, aunque me gustaría, a veces otras son las prioridades que consumen el tiempo que podría emplear en mi espacio de internet.
Lo que sí me soprende son esas ganas de cerrar y apagar todo que no han aparecido. Al menos eso fue lo que hice en proyectos blogueriles anteriores a este.
Recientemente, gracias al Internet Archive, he podido rastrearme hasta los ahora lejanos 2010 y 2013. De cuando era estudiante y me encontraba viviendo la época más otaku de mi vida.
Lo terrible es que no guardo respaldos. Cómo me gustaría leer, por ejemplo, lo que compartí acerca de Time of Eve o el comentario de aquellos fines de semana jugando al Just Dance con los amigos.